Desde hace un tiempo se ha puesto de moda la Inteligencia Emocional.
Esto no es algo que se hayan sacado de la manga los psicólogos para vender libros; esto es fruto de las investigaciones en neurociencia, que en la última década han avanzado mucho y nos han facilitado una información de la que antes no disponíamos.
Los estudios desarrollados nos han hecho ver la importancia que tiene trabajar la gestión emocional a cualquier edad y más aún a edades tempranas.
En los últimos años, La Inteligencia Emocional ha aparecido reflejada en multitud películas para niños como: Home. Hogar Dulce Hogar de DreamWorks (año 2015), Big Hero 6 de Walt Disney (año 2014), Frozen: El Reino Del Hielo de Walt Disney (años 2013).
Quizá, la película que mejor refleja la idea de las emociones desde el punto de vista del cerebro es Del Revés (Inside Out) de DisneyPixar (año 2015).
Inside Out ha sido capaz de transmitir la idea de que todas las emociones son buenas y necesarias. Dejando de lado la creencia de que existen emociones positivas y negativas.
La película enseña que todas las emociones son importantes.
Las personas necesitan la alegría porque las une como grupo, pero también necesitan la tristeza para favorecer la creación de vínculos.
[ATENCIÓN SPOILER]
Por eso en la película tuvieron que trabajar juntas Alegría y Tristeza, para que el mundo interno de Riley no se derrumbase.
[FIN SPOILER]
En este post quiero explicarte por qué es bueno que los niños expresen sus emociones y darte algunos trucos para que puedas ayudar a tu hijo a gestionar sus emociones de una forma adecuada.
Si a nuestros hijos les enseñamos desde pequeños a tener una buena conciencia emocional y a gestionar bien todo lo que sienten, podrán llegar a ser todo aquello que se propongan:
- Mejorarán sus capacidades para adaptarse a diferentes situaciones.
- Mejorarán sus habilidades sociales para relacionarse.
- Conocerán sus fortalezas y debilidades, por tanto, aumentarán su autoestima.
En definitiva, cuando sean adultos, tendrán un plus frente al resto.
¿Por qué es bueno dejar a los niños que expresen sus emociones?
De pequeña, recuerdo oír a mi tío decirle a mi primo la frase de: ¿Por qué lloras? ¡Los niños no lloran!
¿¡Perdona!? Los niños lloran, tienen tanto derecho a llorar como las niñas. Y las niñas tienen tanto derecho a enfadarse y patalear como los niños.
Tanto ellos como ellas necesitan vivir esas emociones y te voy a contar el por qué.
Las emociones son respuestas que da nuestro organismo a situaciones del medio.
Respondemos a esas situaciones activando nuestro cuerpo de tres formas: fisiológica, motora y mentalmente.
Además, las emociones facilitan la comunicación social y el desarrollo de valores culturales.
– Cecilia, todo este rollo te ha quedado muy bien pero no sé lo que quieres decir.
– Te pondré un ejemplo: Cuando vemos que alguien llora porque está triste, tendemos a abrazarle y darle nuestro apoyo. ¿Por qué hacemos esto? Lo hacemos porque empatizamos con esa persona. Porque nosotros anteriormente hemos vivido esa emoción. Por tanto, la hemos identificado y hemos actuado.
– Ahhn ya entiendo. Es importante que el niño exprese sus emociones para que aprenda a ponerse en el lugar del otro.
– Exacto! Esa es una de las razones.
Pero para que el niño llegue a desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar del otro, necesita aprender otras habilidades. A este proceso de aprendizaje se le conoce como desarrollo de las competencias emocionales.
Desarrollo emocional.
Para entender el desarrollo de las competencias emocionales imagina una pirámide de Egipto. Ahora divídela en 5 niveles, desde la base hasta la cúspide.
Nuestra misión es enseñar al niño a escalarla, despacito para para que no caiga. No podrá llegar a la cima si no pasa por los niveles anteriores. Y esa escalada de la pirámide dura desde la infancia más temprana hasta el final de la adolescencia.
Los niveles de la pirámide son:
- Conciencia emocional: Saber que emoción está sintiendo. Es la base de la pirámide. El niño debe aprender a identificar sus propias emociones.
- Regulación emocional: Expresar la emoción de forma adecuada. Es decir, enfadarse sí, pero sin pegar ni romper cosas
- Autonomía emocional: Gestionar la emoción y sentirse seguro de las decisiones que se toman. Tiene que ver con la autoestima y con ser capaz de reconocer las fortalezas y debilidades propias. Requiere que los niños sean más mayores.
- Competencia social: Identificar las emociones de los demás, empatía.
- Competencia para la vida y el bienestar: Guiar la conducta,teniendo en cuenta las emociones, para afrontar las situaciones de una forma adaptativa y responsable. Permiten organizar la vida de una forma sana y equilibrada, proporcionando experiencias placenteras.
A veces, en la escalada de la pirámide, el niño puede que no consiga pasar bien de un nivel a otro.
Esto deriva en problemas como que el niño no sea capaz de poner nombre a lo que está sintiendo; o que no distinga entre dos emociones; o que no sea capaz de delimitar bien una emoción, porque por ejemplo, no es lo mismo estar alegre que eufórico (aunque un estado te puede llevar al otro). Y como consecuencia, hay niños que se enfadan y no son capaces de controlar, y se pelean, insultan…
¿Como enseñar a los niños a identificar sus emociones?
Identificar y discriminar emociones no es fácil. De hecho, pasamos toda nuestra vida inmersos en estados emocionales y sólo algunas personas son capaces de tener un gran dominio sobre la inteligencia emocional.
Si identificar emociones no es fácil para un adulto, imagínate para un niño que su cerebro aún se está desarrollando. Dependiendo de la edad que tenga el niño, su cerebro estará más o menos desarrollado.
¿Eso significa que un niño no es capaz de identificar emociones? No, para nada. Significa que dependiendo de su edad y por tanto, de lo desarrollado que esté su cerebro, el niño será capaz de identificar emociones básicas como el miedo, la tristeza o la alegría; o podrá identificar emociones secundarias, más complejas, como la vergüenza, la culpa o el orgullo.
Esto se entiende muy bien con la explicación de la teoría de los 3 cerebros.
Teoría de los 3 cerebros
Esta teoría divide el desarrollo del cerebro en tres etapas. Comprender esta teoría es importante para poder ayudar al niño en la escalada de la pirámide.
- Cerebro reptiliano: Piensa en un reptil. Es puro instinto y responde a los estímulos con actos reflejos. Este cerebro se encarga de las emociones más básicas. Por ejemplo: si el niño tiene miedo, huye. Por eso un niño de infantil (desde los 3 a los 6 años), cuyo cerebro reptiliano tiene mucho peso, expresa las emociones básicas de forma natural. Durante este período aprende a identificar y diferenciar las emociones básicas por los gestos de la cara, y también aprende a darles nombre. Comienza a experimentar emociones secundarias, como el orgullo, la culpa y la vergüenza; y a emitir conductas de autorregulación como las rabietas y pataletas (Me enfado cuando Pedro me quita las pinturas). Si te das cuenta, tomar conciencia emocional y autorregulación de las mismas. La base de la pirámide!
- Cerebro límbico: El emocional. Imagina a un perro que parece como si nos estuviese entendiendo. Se debe a que siente emociones. Estas emociones nacen de la convivencia. Gracias a este cerebro, el niño almacena en la memoria los sucesos junto con las emociones. Durante la primaria (desde los 7 a los 12 años) el cerebro límbico comienza a tener más peso en el niño. Aparece el reconocimiento y la interpretación de las emociones en uno mismo y en los demás. También logra identificar las causas de la emoción por sí mismo, y aprende a relacionar el sentimiento, la situación y la conducta. Es decir, es capaz de generalizar (Me enfado cuando me quitan los juguetes). Son años de crecimiento muy rápido. Por eso se escalan tantos niveles en la pirámide.
- Cerebro Racional (Neocortex): Intuición y planificación. Este es el último cerebro en madurar y lo hace durante la adolescencia. Por eso lo niños más pequeños son emoción pura. Con el desarrollo de este cerebro, los niños comienzan a ser cada vez más autónomos en la regulación de las emociones. Pero aún siguen necesitando que los adultos seamos sus guías, porque están desarrollando su personalidad.
Muy bien Cecilia, pero… ¿Cómo podemos educar a nuestros hijos en el tema de las emociones?
A eso voy.
Sin perder de vista la imagen de la pirámide y los tres cerebros, teniendo en cuenta que nuestros peques están creciendo y formándose, y que no podemos pedirles que hagan más de lo que su cerebro les puede dar… estas son algunas cosas interesantes y divertidas que podemos hacer con ellos.
Educar a los niños en Inteligencia Emocional
En multitud de momentos puedes enseñar a tu hijo a identificar y regular sus emociones, y a hablar sobre ellas.
Yo te planteo una recopilación de juegos, cuentos y materiales que puedes utilizar. Voy a organizarlos según el momento en que se deben usar, para que me resulte más sencillo de explicar (y creo que así también lo entenderás mejor).
¿Necesitas controlar tus enfados?
1. En momentos tranquilos de juego normal.
Son esos momentos en los que tu hijo y tú estáis compartiendo risas y diversión. Puedes emplear juegos, cuentos y fichas para colorear que ayuden a tu hijo a identificar y regular sus emociones. Para el peque será una forma fantástica de aprender sin darse cuenta.
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Para Identificar Emociones:
JUEGOS DE MESA. Hay mucho juegos de mesa que puedes adaptar para trabajar las emociones. Te recomiendo dos:
El Bingo de las Emociones
Es un juego con el que os divertiréis jugando y también construyéndolo.
Los cartones, en vez de tener números, tienen caritas representando emociones. En vez de sacar bolas de un bombo, se sacan fichas de una bolsa opaca, las fichas tienen que tener las mismas caras de los cartones. Cuando la ficha que sale es igual a alguna carita del cartón, hay que decir de qué emoción se trata (está triste, contento, enfadado…) y porqué está así esa persona, y entonces se obtiene el punto.
La Ruleta de las Emociones
Este juego también lo podéis construir en casa o podéis jugar online de manera gratuíta.
En el juego online se tira de la ruleta y es el propio audio del juego el que indica en qué emoción se ha caído. Después plantea dos situaciones y el niño tiene que elegir en cuál de ellas se siente la emoción que ha salido.
Si optas por construirlo en casa, en Internet tienes multitud de plantillas. Elije la que más te guste y… a jugar!
Puedes jugar de muchas formas. Utilizando la misma modalidad que el juego online, o creando la tuya propia. Yo te planteo un ejemplo de cómo jugar con tu propia ruleta. El peque gira la ruleta y tiene que adivinar qué emoción es la que le ha tocado. Después tiene que hacer el gesto de la emoción y plantear una situación en la que él mismo se sienta así.
CUENTOS. Los cuentos son fantásticos porque no sólo sirven para identificar las emociones y las situaciones que las engloban. Sino que también favorecen la expresión y la representación emocional, y potencian la comprensión de las emociones de los demás ayudando a desarrollar la empatía.
Para trabajar sobre las distintas emociones, te recomiendo estos cuentos:
Paula y su cabello multicolor.
En este cuento a la protagonista, Paula, le va cambiando el color del pelo en función de la emoción que siente. Cada emoción se corresponde con un color. Así a los peques les resulta más fácil identificar las emociones.
Esta forma de enseñar las distintas emociones se utiliza en la película Inside Out (Del Revés) y también en el cuento El Monstruo de Colores, del que te hablo más abajo.
Paula y su cabello multicolor enseña a los niños a identificar distintas emociones y también cómo canalizar esas emociones. En otras palabras, muestra a los peques qué hacer cuando sienten emociones como la tristeza o el enfado.
El Monstruo de colores
Este cuento es todo un éxito tanto en casa como en el cole. Es la primera piedra en la construcción de la identificación de las emociones.
Los niños se identifican enseguida con el Monstruo. Aprenden que cada emoción tiene su color y que para sentirse bien hay que intentar tener las emociones ordenadas, y saber qué se siente en cada momento.
En la web de la autora podréis encontrar material complementario gratuito. Los recursos que plantea la autora son geniales para seguir trabajando la identificación de las distintas emociones en el propio niño y en los demás.
Después de leer este libro podréis preguntarle a vuestro peque si está rojo de rabia o triste y azul, como el Monstruo de colores.
Emocionario
Este libro es un diccionario especial porque sólo habla de emociones. En concreto de 42 emociones. El libro define cada emoción de una forma sencilla y clara, y la acompaña con una ilustración maravillosa.
Se recomienda que para los niños pequeños (de 3 a 9 años) se utilice haciendo hincapié en las imágenes. Mostrar cada dibujo, hablar sobre él, qué emoción transmite, qué le ha podido pasar a los personajes para estar así… le ayudará a conectar con su emocionario interior.
Cuando tu hijo sea más mayor (de 10 a 12 años), puedes seguir utilizando El Emocionario leyendo las definiciones. De esta forma, cuando se enfrente a una emoción desconocida podrá acudir al diccionario de las emociones y ponerle nombre.
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Para Regular Emociones:
La regulación emocional hay que entrenarla con los niños cuando están tranquilos. Planteándole juegos y cuentos donde aprenderán cómo regular sus emociones con un poquito de ayuda.
JUEGOS Y MATERIALES: Existen muchos juegos que ayudan a los peques a regular sus emociones, sobre todo las desagradables como el enfado. En esta ocasión te traigo un par de juegos que creo son de los más extendidos y que dan muy buen resultado.
El Bote de la Calma
El Bote de la Calma es un material que puedes construir en casa con ayuda de tu hijo. Básicamente consiste en una botella con agua y purpurina.
Se utiliza para quitar los enfados, o devolver al niño a un estado de calma.
enfade coja el Bote y lo agite tan fuerte como necesite. La purpurina se moverá por todo el bote. Al dejar de agitarlo la purpurina irá cayendo despacio hacia el fondo, el peque tiene que observar como cae la purpurina y poco a poco ir respirando despacito, hasta que el enfado o la agitación se va.
Tengo un Globo en la Barriga.
Este juego tiene su base en la Respiración Abdominal. Si quieres saber más sobre ella pincha aquí.
En la foto se ve a una niña enfadada que tiene un globo inflado en la barriga y que poco a poco va soltando el aire del globo para sentirse mejor. Así que ya te imaginarás que este juego también sirve para el control del enfado.
Pero no sólo para eso! También funciona cuando están eufóricos de alegría y no hay quien los pare…Usa el globo, ya verás como consigues que vuelvan a la calma.
CUENTOS: Para trabajar la regulación emocional los mejores cuentos son los que hablan de una emoción en concreto. Hay infinidad de este tipo de cuentos infantiles. Hoy voy a plantear dos cuentos divertidos donde podrás trabajar emociones como la tristeza y el miedo.
Hoy estoy triste
Este cuento presenta una historia sencilla donde los niños se pueden ver identificados con el protagonista. El gatito de este libro va contando cómo se siente cuando está triste y qué cosas son las que le hacen sentirse mejor.
A partir de esta historia se puede aprender que la tristeza es una emoción que facilita el apoyo social. Además es necesaria para superar las pérdidas porque por un lado, concede tiempo para asumirlas y por otro lado, llorar desahoga.
Una tormenta…de miedo
Esta historia de Toni y Tina habla sobre el miedo que siente Toni ante las rayos y los truenos, y cómo le ayuda Tina a superarlo.
Aunque tu hijo no tenga miedo a las mismas cosas que el protagonista, el cuento puede ayudarle a entender qué es el miedo y a buscar soluciones para los suyos propios.
Este libro viene acompañado de una guía muy sencillita para padres sobre el miedo y cómo ayudar a los hijos a superarlo, y también de una propuesta de juegos.
2. Cuando aparece la emoción.
Son esas situaciones en las que tu hijo está muy enfadado, o tiene mucho miedo y no es capaz de separarse de ti, o está taaan eufórico de felicidad que no puedes contenerlo. Se desbordan las emociones de tu hijo y también las tuyas, verdad?
Ante esos momentos lo mejor es que mantengas la calma. Sin trucos ni palabras mágicas. Recuerda que lo principal es que exprese la emoción y que la sienta. Así que acompáñalo en su expresión emocional.
Acompañarlo quiere decir que le ayudes a poner en palabras lo que está sintiendo con frases como: «Noto que estás…», «Sé que estás molesto pero no por eso le tienes que pegar.» Además, también puedes recurrir a poner en práctica los consejos de los cuentos que habréis leído juntos o los trucos de regulación emocional como el Globo en la Barriga.
Cuando hayáis superado juntos esos momentos de emociones desbordantes, habrás llegado a la última fase del aprendizaje en Inteligencia Emocional.
3. Después de la emoción… llega la calma.
Este es el último momento, el que cierra el círculo del entrenamiento.
Ahora toca hablar de lo ocurrido. Sin juzgar, sin cuestionar y sin sermonear. Sólo hablar para entender la emoción de tu hijo y para que él también la pueda entender.
Recuerda que hay que hablar después porque durante una emoción intensa como puede ser un enfado, el cerebro no está receptivo para organizar información, sólo quiere vivir la emoción.
Recuerda
- El cerebro de tu hijo está desarrollándose, no le pidas más de lo que puede dar. Eso genera mucha frustración.
- Juega y cuéntale cuentos para que aprenda a identificar las emociones en él mismo y en los demás.
- Dedica tiempo a construir con tu hijo sus propias herramientas para regular sus emociones.
- Habla con él de sus emociones para ayudarle a disfrutar de ellas.
Si te interesa alguno de los libros que te he recomendado en el post, sólo tienes que hacer clik.
Para enseñar a tu hijo a identificar emociones:
Para enseñar a tu hijo a regular sus emociones:
Ahora te toca a ti…
Cuéntame tu experiencia con las emociones de tu hijo…
¿Conocías estos libros? ¿Qué te parecen?
¿Habías pensado en todo el jugo que se le pueden sacar a los juegos de mesa tradicionales con unos pocos cambios?
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