Límites y normas: 10 Consejos para poner límites a tus hijos

imagen sigue las normas

En artículos anteriores te he hablado de las rabietas y los enfados de los niños. En ocasiones, las rabietas son provocadas por la frustración que sienten los niños al tener que cumplir normas o límites que imponen sus padres. La expresión de esa frustración puede variar dependiendo del temperamento que tenga el niño, pero también de cómo se le apliquen esas normas.

Tus hijos necesitan límites para madurar y crecer como personas. Sin embargo, hay ocasiones en las que resulta difícil hacer que se cumplan. En esta entrada, voy a ofrecerte 10 consejos sobre cómo poner límites de una forma efectiva, y además, te contaré qué aspectos positivos tienen las normas para el desarrollo de tus hijos.


Límites: qué son y para qué sirven

Establecer unas rutinas y decir «no»  es educar a los niños con amor y comprensión. Los límites son reglas que acotan sus conductas para proporcionarles seguridad y estructura, y ofrecerles unos hábitos de vida saludables.

Marcar límites a los hijos no es tarea fácil. A edades tempranas, los niños están inmersos en una etapa egocéntrica que les impide entender que no todo gira a su alrededor, y que no siempre pueden hacer lo que desean. Por eso, cuando se establecen normas los niños se enfadan e incluso, pueden tener rabietas.foto de madre e hija discutiendo

El truco no es otro que mantenerse firme ante el enfado del niño. Seguir con la norma y no cambiarla a pesar de los lloros y las quejas. Al final éstos pasarán, y tu hijo cumplirá la norma enriqueciendo su desarrollo emocional y social.

Sí, hay que tener paciencia, nadie dijo que educar fuera fácil.

Cuando se establecen límites en casa los niños asimilan aspectos como:

  • La organización, saber que todo tiene su momento y su lugar.
  • El cumplimiento y aprendizaje de normas de convivencia que les acompañarán el resto de sus vidas.
  • La responsabilidad, asumiendo las consecuencias (tanto positivas como negativas) de sus conductas.
  • El control de sus impulsos y la gestión emocional de sus enfados.
  • La generación de una buena tolerancia a la frustración.

Te pondré un ejemplo:

Cuando tu hijo está en la piscina, seguro que le encanta permanecer dentro del agua en todo momento. Se olvida incluso de merendar. Pero tú como madre o padre, sabes que debe tomar la merienda porque la necesita para reponer fuerzas, así que lo retiras del agua y lo sientas para que se la coma.

Esta escena sería lo ideal, pero seguro que a muchos de vosotros os cuesta llevarla a cabo. Porque salir de la piscina a media tarde para tomarse la merienda, es un límite. Una norma que, como padre, estableces para asegurar el bienestar de tu hijo.

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Al mantener la norma sin vacilar el niño la acabará incorporando a sus rutinas. Los primeros días le generará mucha rabia tener que parar de jugar para comer. Pero, poco a poco, aprenderá a controlar ese enfado asumiendo la frustración y adquirirá el hábito de merendar. Probablemente, terminará por salir él solo del agua y pedir la merienda. Será una rutina aprendida, que le dará seguridad y estructura a sus tardes en la piscina.

Cómo poner límites a tus hijos

A primera vista, parece que hubiese que elegir entre ser unos padres autoritarios y estrictos, o ser unos padres permisivos e incapaces de decir «no» a los hijos. Y en realidad ninguna de estas opciones es la más acertada.

Los niños necesitan que se les indique el camino, que se les muestren las normas de lo que pueden y lo que no pueden hacer. Para eso, hay que tener autoridad como padre, pero también hay que saber negociar y escuchar lo que el niño tiene que decir.Foto de una madre enseñando a caminar a su hijo

Te propongo 10 consejos para facilitar el establecimiento de las normas y su cumplimiento desde un ambiente tranquilo y seguro:

  1. Límites cortos y claros. Si utilizas frases breves con mensajes concretos donde le digas a tu hijo qué quieres que haga, le resultará más fácil cumplir la orden. Una orden de este tipo:«Para cruzar la calle hay que darle la mano a mamá», deja claro en pocas palabras qué es lo que el niño tiene que hacer.
  2. Consecuencias conocidas de antemano. A la vez que marcas un límite es adecuado indicar cuál será la consecuencia de su incumplimiento. De esta forma, el niño sabrá qué tiene que hacer y qué pasará si no lo hace. Además, las consecuencias deben mantenerse a pesar de los llantos y las pataletas.
  3. Consistencia en el cumplimiento de las normas. Parece obvio a primera vista, pero no siempre es tan fácil de llevar a cabo. Si la norma es: primero hacer la tarea escolar y después jugar con la tablet; hay que cumplirla siempre. Porque si un día se realiza al revés y no pasa nada, el niño entenderá que no es importante y que va a poder jugar cuando él quiera, aunque los deberes no estén terminados.
  4. Límites consensuados entre ambos padres. Así se evitan discusiones dentro de la pareja y sobre todo, manipulaciones por parte de los niños. Si las normas y las consecuencias no son las mismas para ambos padres, los hijos crecerán sabiendo a cuál de ellos es más fácil convencer para lograr sus deseos.
  5. Repetición de los límites. Sobre todo en el caso de niños pequeños porque tardan más tiempo en asimilar la información, y la repetición facilita que puedan recordar la norma. No van a obedecer a la primera, necesitan tiempo para aprender a auto-controlarse. Así que ten paciencia.
  6. Límites iguales para todos los hijos. Evitando situaciones de celos o pujas entre hermanos. Si es necesario marcar diferencias entre los niños por su edad o momento evolutivo, se pueden explicar. «Tu hermano va a comprar el pan él solo porque es mayor, cuando tú tengas su edad también podrás».
  7. Rutinas estables. Cuando las normas se repiten de manera consistente se transforman en rutinas, lo que aporta estructura y seguridad. El niño sabrá que antes de cenar se baña y después de la cena se acuesta.
  8. Firmeza en la aplicación de los límites. Sin gritos, con voz segura y gesto serio. Bájate a su altura y mírale a los ojos mientras le hablas. Ten en cuenta, que si tu hijo está teniendo una rabieta no hay posibilidad de diálogo porque la emoción lo impide. En esos casos, ayúdale a calmarse y después habla con él para que entienda que tiene que cumplir la norma.
  9. Control de tu enfado. Cuando tu hijo no cumple una orden y discute contigo para convencerte de no hacer algo, inevitablemente te sientes mal y acabas por enfadarte. Como te decía más arriba, desde el enfado y los gritos no conseguirás que se asimilen las normas. Perderás autoridad imponiendo castigos basados en el enfado. Por ello, respira hondo y controla tu ira para poder pensar antes de actuar. Con tu ejemplo, tu hijo aprenderá a auto-regular sus propias emociones.
  10. Refuerzo de los aspectos positivos. Felicita a tu hijo cuando cumple una regla y refuerza cada pequeño paso que dé para llegar a cumplir la norma. Recuerda que necesita un tiempo de aprendizaje y a todos nos gusta que nos reconozcan nuestros éxitos. Estarás favoreciendo que esas conductas se repitan.

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Los niños necesitan que se les guíe en su desarrollo como personas independientes y capaces. El establecimiento de normas será lo que les dote de auto-control y responsabilidad.

Espero que este artículo te haya parecido interesante  y que te haya ayudado. Si crees que puede ser útil para otros padres, no dudes en compartirlo.

Si necesitas una orientación más específica sobre cómo hacer para que tus hijos cumplan las normas, déjame tu comentario o ponte en contacto conmigo. Estaré encantada de poder ayudarte!

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Cecilia P.

Psicóloga infantil, escritora por afición. Me gusta la literatura con trasfondo social y la música de cantautor. Creo que todos merecemos una segunda oportunidad. Nadie es un caso perdido. Psiente es mi proyecto personal, mi cuaderno en el viaje de la psicología.

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